Libertad y libertades : El mundo en mi blog

Libertad y libertades

14 de abril de 2007


Tras llevar a cabo una conducta, normalmente errada, te llevas las manos a la cabeza y maldices la situación en la que te encuentras.



Sin embargo, aunque maldigas situaciones incómodas, el causante de ellas siempre eres tú. Esto que a simple vista parece lo más lógico, es por el contrario la esencia de la codiciada libertad.



Pero, ¿realmente existe la libertad? Para saber si existe o no, lo primero que debemos hacer es definir el concepto de libertad, ya que no son pocos los contextos en los que aparece dicha expresión, y no en todos viene a significar exactamente lo mismo.



Siempre que nos referimos a libertad, en un sentido amplio, nos referimos a la forma en que un objeto o individuo está en ausencia de impedimentos o de coacción. Por eso hablamos de “caída libre” o de animales “en libertad”, puesto que los animales no tienen capacidad de elección, pero no tienen impedimento a realizar la acción correspondiente en el momento preciso.



Esta ausencia de impedimentos es una parte fundamental para la existencia de libertad, pero que no es única para poder definir la libertad según la entiende el ser humano.





Para el ser humano no basta con estar libre de impedimentos, porque la pregunta a seguir sería para qué. Una respuesta lógica y rápida sería para elegir distintas alternativas que se nos ofrecen, y para actuar en consonancia a lo requerido.

Con una respuesta tan sencilla podemos seguir teniendo dudas, ya que la respuesta antes mencionada sugiere la existencia de alternativas limitadas, por lo que podemos seguir pensando que la libertad en sí no existe, y que para nosotros la libertad es, tan solo, no tener unas reglas marcadas a la hora de actuar, es decir, nuestra libertad sería el tiempo de ocio.



No obstante, el tiempo de ocio es limitado y en él no somos libres para actuar, ya que se nos dirige de forma indirecta, para que obremos de un modo u otro. En el tiempo de ocio, entraría en juego la coerción indirecta, puesto que se nos adoctrina, se nos manipula, y se nos limita las alternativas disponibles para nuestra elección.



Aparte de esta coerción indirecta, para poder dirigir nuestras elecciones, también existe una forma de manipularnos más agresiva: la coerción directa. Este tipo de dominación hacia los sujetos es más estricta, además de que restringe de forma absoluta y autoritaria las posibles elecciones en nuestro tiempo de ocio.



El conocimiento también influye en nuestro modo de actuar, puesto que si no conocemos alternativas, no podremos intentar escogerlas. Con esta afirmación podemos señalar que el conocimiento amplía y hace aumentar nuestra libertad.



Existen distintas corrientes que opinan sobre la libertad. Una de ellas, el determinismo, niega la existencia de toda la libertad. Esto proviene de que si la conducta del hombre se halla determinada, por unos factores desconocidos de causa, no cabe hablar de libertad. El hecho de que la decisión para realizar una conducta sea el efecto de una causa, significaría que tal decisión no es libre. Por lo tanto, para esta corriente la elección libre no existe, ya que no hay libertad de elección. Intentando resumir esto, podríamos decir que el individuo no elige por sí, sino que son las cusas las que eligen por él. Con esta forma de pensamiento se eliminaría de nuestro vocabulario la palabra casualidad, pues no existe tal casualidad, sino que existe la causalidad: todo estaría relacionado con una causa externa que nos lleva a actuar de una forma o de otra. La relación causa-consecuencia estaría regulada por la fuerza del destino, tal que este destino estaría prefijado y no se podría modificar.



Frente a esta corriente surge otra completamente opuesta,  la cual prescribe que ser libre significa elegir y actuar de la forma que se quiera. Esto significa que se tiene una libertad de decisión y de acción que se escapa a toda determinación causal. Esta corriente es el caso del libertarismo.



Esta corriente niega el principio de que todo se halla determinado causalmente, pues conforme a su postulado esta doctrina no puede afirmar que sólo pudo haber ocurrido lo que efectivamente ocurrió.



Conforme a esta ideología, la libertad se presenta como algo inquebrantable por la causalidad, y esto nos llevaría a la idea de que para llegar a ser totalmente libres, tenemos que llegar a un indeterminismo absoluto, abandonando toda clase de conducta humana, sin tener en cuenta condiciones sociales, condiciones personales e incluso sin tener en cuenta el carácter del propio individuo.



Acorde con el indeterminismo absoluto, podemos llegar a decir que se viviría en un mundo en el que el azar sería el único responsable de las acciones del ser humano, siendo la casualidad parte fundamental de la vida de cualquier sujeto.

Dejando al margen los extremos, otra corriente nos lleva a reconocer que la conducta del ser humano se encuentra determinada, pero que dicha determinación, más que impedir la libertad, es la condición necesaria para ella, puesto que si en le determinismo absoluto no existía libertad, en el indeterminismo absoluto no cabía la posibilidad de preguntarse por ella, pues el dominio del azar nos llevaría a pensar que todo puede ser posible.



Esto se puede explicar indicando como al elegir una conducta entre varias, estás eligiendo tu propio futuro, y aunque esto sea una causa de tu elección, puedes determinar algo en concreto sabiendo que modificará tu conducta, es decir, te eliges a ti mismo. Debido a esta elección tus elecciones posteriores se modificarán, pero estas elecciones están acordes con tu elección anterior.



De este modo, somos nosotros los que estipulamos nuestra manera de ser, apropiándonos de unas posibilidades y rechazando otras.

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